lunes, octubre 15, 2007

Me han sorprendido hoy cuando subía en un autobús de linea entre mi ciudad y la de mi abuela “Escucha, no se puede subir con la mochila”, “¿Como que no se puede? Si siempre he subido con la mochila en el autobús!”, y me contesta de aquella manera “Oye! Pero es que tu no has visto las normativas?” , “ ¿Que normativas?”, “Pues las nuevas normativas que dicen que no se puede subir con mochila al autobús”.

No te jode! Les propondré que anuncien la próxima vez. O que cuando entres en la pagina web para comprar el billete, que salga un anuncio parpadeante que dice “Atención! Atención! Nueva normativa vigente antiterrorista!”. Vaya, lo que se suele hacer ultimamente. Pero es que era tan evidente que había una normativa nueva, que me quede como tonta mirando al conductor, pensando que como podría ser que no me hubiera enterado!

Total, que como solo llevaba el ordenador y unas bragas, deje la mochila abajo, pero solo con las bragas, porque el ordenador me lo traje encima. Así que ahora mismo, me encantaría poder hacer volar este autobús con mi ordenador. Es que vaya sociedad en la que vivimos. Neuróticos. Estoy harta de los neurotismos y de las putas normativas. Pero creo que solamente nos enteraremos de todo esto el día que nos sorprendamos con scanners de estos anti-todo delante de nuestras propias casas.

Y luego se joden con los sistemas gubernamentales ( incluyese religión en esta propia definición). Que si democracia, que si Bush, que si republicanos, que si comunistas, que si socialismo, que si terroristas, que si dictadores, etc...! Es que Cuba no va bien! Están desesperados!! ¿Y estos de Korea del Norte? Coño, que tienen bombas nucleares! Y donde van los inmigrantes de Europa del Este? En busca de la felicidad en forma de lata de Coca-Cola y patatas Ruffles. Y Huguito? Pero donde va!! Intentando sacrificar al capitalismo por otro comunismo dictatorial. Y Viva la Revolución!! ¿Pero que revolución? Me cachis! Me he perdido.

Total, que me da pena! Adonde vamos y por donde vamos. Porque la verdad es que no encuentro ninguna felicidad en una lata de Coca-Cola. Así que, mejor mirar alrededor y ver si vale la pena...bueno, lo que se hace cada día. Para mi no vale, y me cuesta aceptar.

ps: a la vuelta subí al autobús con mi mochila tan tranquilamente...